Turre, situado en la falda norte de Sierra Cabrera, es un municipio agrícola por excelencia, que en los últimos años ha incorporado el turismo de interior y la construcción a su estructura económica. La Cocina Tradicional ocupa un lugar destacado en la oferta turística de Turre, donde podremos degustar los sabores de la gastronomía comarcal.

La importancia que la agricultura ha tenido tradicionalmente, se pone de manifiesto en la existencia de varios molinos harineros cercanos al río Aguas, algunos de época árabe.

• Población: 2.513 hab.
• EXTENSIÓN: 107,96 km2
• DENSIDAD: 23,28 hab/km2
• PEDANÍAS: Cortijo Grande, Cabrera, La Carrasca y El Royo Morera.
• GENTILICIO: Turreros y turreras

Sierra Cabrera, como hemos dicho, es un espacio de gran valor ecológico y cultural. Su riqueza en dichos órdenes ha provocado que a lo largo de la historia distintos personajes e instituciones hayan querido ejercer su hegemonía sobre este singular ambiente. Todo comienza, cuando el capitán Reynaldos de Amezquita, alcaide de Mojácar en 1593, se apropia de las 15.000 fanegas de la Sierra frente a los derechos del Concejo de Vera, al que pertenecía la Sierra como Bienes de Propios. Así Vera litigó durante dos siglos la Sierra a los herederos del alcaide, conocidos como Los Leoneses. En la década de 1830 se enajenan estas tierras que terminarán en manos de los nuevos ricos de la plata, anexionándose definitivamente a la jurisdicción de Turre en 1838.

Dichos poblados existían con anterioridad a la fundación de Turre como pueblo. Hay constancia de restos argáricos en estas zonas y posiblemente, los asentamientos medievales se iniciaron en el siglo VIII d. C., para consolidarse con el paso del tiempo gracias a su localización, cercana a fuentes de agua, y a la protección de la Sierra. En la actualidad de Teresa quedan restos de gran valor arqueológico (entre ellos de un acueducto y un molino), así como los de una iglesia de 1505 sobre una mezquita. Cabrera se ha convertido en una zona residencial que, gracias al estilo neoárabe de sus nuevas construcciones, logra no romper la armonía del paisaje. Aquí se pueden contemplar restos de la antigua muralla de la mezquita y una torre vigía del siglo XI, que haría las funciones de alminar dada su proximidad a la mezquita.

Mófar, El Dondo, La Carrasca, Cufría, Los Moralicos y La Adelfa, son cortijadas del Municipio de Turre en Sierra Cabrera. Aún podemos ver gente viviendo en ellas, sobre todo pastores que nos ayudarán a llegar a donde queremos ir o a encontrar agua potable: son quienes mejor conocen la Sierra. Encontraremos paisajes singulares, salpicados de muestras de nuestra arquitectura popular y de bancales construidos en sitios increíbles, que nos señalarán cómo el hombre ha transformado parte del medio para poder vivir en él. Si recorremos estos lugares en este orden y seguimos por la rambla del Moro hasta llegar a Sopalmo, estaremos completando la llamada Ruta Transcabrera.

Con exactitud no se puede saber la fecha de su construcción. Se intuye que en dicho emplazamiento siempre hubo un edificio de uso religioso, ya fuera mezquita o ermita. Se trata de una construcción realizada en mampostería de piedra, cal y yeso componiendo fuertes muros. La planta es rectangular con una sola nave, cubierta de madera a dos aguas. En su parte externa, se observan unos contrafuertes en el lateral y capillas a ambos lados, soluciones que se adoptaron para contrarrestar el peso del techo. En la fachada se colocó con posterioridad una espadaña para albergar la campana.

Se empieza a construir en 1889 por iniciativa de los habitantes de La Carrasca y otras cortijadas, para sustituir a la desaparecida iglesia de Cabrera. Esta ermita tiene mucho significado para los serranos, pues se levantó gracias a una colecta y a la donación que los participantes en su construcción hicieron de sus jornales. Es bastante similar en su estructura a la de Turre, con una sola nave, si bien lleva contrafuertes a ambos lados y para su techumbre se han utilizado tejas.

El edificio actual es del siglo XIX, pero al parecer existió una iglesia anterior en el mismo emplazamiento. Se empezó a construir en 1863 y finalmente fue bendecida en 1888. Sus gruesos muros son de cantería y se elevan formando una gran estructura pétrea. De estilo neogótico-mudéjar, la planta es de cruz latina, con tres naves y crucero, alzándose el presbiterio en la cabecera. El cuadrilatero central está coronado por una cúpula octogonal sobre pechinas. La fachada principal presenta una torre adosada a la derecha, con campanario neo-mudéjar.

Este río marca los límites del municipio de Turre con Bédar y Los Gallardos. El río ha ido erosionando su lecho formando en algunos tramos paredes escarpadas que son las delicias de quienes quieren iniciarse en la escalada. En su recorrido nos encontramos la flora y fauna típica de las ramblas con las adelfas (Nerium oleander) como protagonistas. A partir de Turre las aguas se hacen subterráneas y vuelven a aflorar en la desembocadura, donde forma dos lagunas. Allí los amantes de la ornitología pueden observar gran variedad de aves como la focha, el ánade real, el pato cuchara, la polla de agua o el martín pescador, entre otras. Encontramos además varios molinos harineros, siendo el conocido como Molino de Turre de época musulmana. El oficio de molinero ha estado ligado tradicionalmente, en Turre y Mojácar, al apellido Alarcón, siendo un oficio que se transmitía de generación en generación.